Todos y cada
uno de nosotros tenemos una familia. Es lo normal y lo que siempre hemos visto
a nuestro alrededor. Todos sabemos lo que es. Una familia es aquella en la que
hay unos lazos de parentesco, afinidad o afiliación, hay una ayuda mutua y
todos somos uno.
Podemos
llamar familia a aquella más cercana a ti, es decir, con la que convives todos
los días: tus padres y tus hermanos, si tienes, o puedes llamar familia a tus
familiares como tíos, primos, abuelos… Dependiendo de la persona y su relación con
estas personas, se referirá a una u otra familia.
En épocas
antiguas, las familias eran mucho más numerosas, nuestros padres se casaban
antes y solían tener muchos hijos, actualmente, las familias están reduciendo,
incluso me puedo poner yo como ejemplo, ya que soy hija única. Esto puede ser
debido a la esperanza de vida, el nivel económico, las formas de vida, las
ganas de tener hijos...
Como podemos
comprobar las familias han cambiado desde nuestros padres hasta la actualidad,
pues antes se tenían más hijos, pero además, una familia estaba más unida,
hacían todo juntos y se ayudaban en lo necesario. Sin embargo, ahora tienes el
apoyo de nuestros padres, pero tu familia (tíos, primos, abuelos) sueles verla
muy poco y en reuniones familiares. Los hijos son más despegados con sus
padres, no hay tanta confianza y tenemos demasiada libertad. Esto es debido a
la sociedad que estamos creando, una sociedad en la que la libertad está
llegando a tal punto que no siempre es positiva. Los hijos tratan mal a sus
padres, no se muestra ese cariño que antes había, el respeto, los duros
castigos...
Desde mi
punto de vista, las familias deberían estar más unidas, porque solo hay una y
al fin y al cabo, un amigo puede ser tu amigo... pero la familia siempre va a
estar ahí y recurrimos a ella en todo momento. Por ello, tampoco hay que
dejarla de lado y olvidarnos de ella, ya que algún día nos acordaremos de lo que hemos hecho.
Los lazos de
unión nunca se deben perder y menos los de padres-hijos. He de destacar la
famosa frase de “nadie te va a querer como un padre quiere a su hijo”.
También he
de señalar que en épocas remotas, pocos eran los casos de abandonos de hijos o
divorcios, que tan escuchados son actualmente.
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